lunes, 24 de septiembre de 2007

Los Recolectores de Naranjos

Los recolectores de naranjos son unos seres algo, yo diría que muy peculiares. No se los ve mucho, es mas, solo aparecen en cierta época del año, normalmente a fines del invierno y principios de la primavera cuando los naranjos del Barrio Sur están a pleno. A los recolectores de naranjos nadie los conoce. Suelen casi siempre ocultar sus rostros y sus cabezas, de tal manera que solo se les vean sus grandes ojos. Es así que muchas veces se los suele confundir con ladrones, pero a diferencia de estos los recolectores trabajan a plena luz del día, y aun así nadie se les acerca. Será que algún tipo de miedo desconocido provocan, pero se lo ve durante casi un mes recorriendo el barrio con sus escaleras y bolsas negras colgadas al cuello.


Estos seres poseen algún poder del mas allá que al adentrarse entre las ramas de los naranjos, estos tiemblan y se sacuden, de tal forma que ni siquiera es necesario tocar sus frutas… estas solas caen sin mas remedio.


Hay que tener cuidado en pasar por ahí cuando esto sucede, porque una que otra naranja puede aterrizarte encima y no es nada agradabel su perfume acido y sus jugos pegajosos, se los digo yo y mi desafortunada experiencia.


Una vez que las naranjas se encuentran en el suelo, los recolectores, con un rápido movimiento de manos las recogen todas y las colocan en enormes bolsas que luego las dejan a un lado del árbol para repetir la tarea en el siguiente.


Nadie sabe en realidad con que fin recolectan las naranjas. Una vez Gerardo Pulido de Cabeza, quien vive al frente de dos enormes naranjos en la calle Buenos Ares fue a preguntarles, nunca contó lo que le dijeron pero a las dos semanas coloco una verdulería en su casa llamada “La Sorpresa


3 comentarios:

Diego Lebedinsky dijo...

aca estoy...
me gusto lo de los recolectores de naranjos

estamos en contacto

Smarty Pants dijo...

me gustó mucho su relato.

la felicito!

(un naranjazo de prepo es doloroso!)

SOFÍA AUVIEUX dijo...

Me hace acordar netamente a don Alejandro Dolina en su forma de mirar y contar. Quiero creer que los ojos de los recolectores eran también chiquitos, algunos medianos y otros razgados. Quiero pensar que lo que te dijeron es hermoso porque una veruleria de sorpresas no la habre cualquiera, me fias?