viernes, 28 de septiembre de 2007

El caminante (V)

Recién en el otoño volví a ver a la mujer de la calle Bogotá. Salía al caer la noche y yo caminaba a su lado trenzando frases ingeniosas hasta que ella me pedía explícitamente que la dejara en paz.
Por fin, al cabo de largas semanas de humillación, conseguí que se sentara conmigo en un banco de la estación de Flores. Supe su nombre: María. Casi no me dijo otra cosa. Me escucho distraídamente durante algunos minutos y después se fue.
A partir de entonces mi guardia frente a la casa se hizo perpetua. La acechaba sin disimulo. Gracias a mi pertinencia pude lograr que aceptara modestas invitaciones. Al menos una vez por semana, nos sentábamos a conversar.
Ella advirtió inmediatamente que tenía poder sobre mí. Y encontró solaz ejerciéndolo.
Solía indagar con fervor la naturaleza de mis sentimientos, empujándome a la confesión.
Fingía dudar de mi sinceridad y me obligaba a la promesa y al juramento. Entonces, cuando yo esperaba la revelación de su amor, cuando yo creía que iba a besarme me hablaba de otros hombres o de asuntos sin importancia o se iba.
En mi estupidez, insistía en hacer ostensible mi desesperación. Me le mostraba tétrico, vencido. Coqueteaba con mi desdicha y lucía ese ingenio resentido de los que creen que su fracaso es injusto.
Cuando María calculaba que mis fuerzas se iban agotando, encendía mi esperanza con mínimas señales de afecto. El sólo roce de su mano me ilusionaba de un modo vergonzoso. Los pocos amigos que aún me quedaban debían soportar tediosos informes sobre el asunto.
Una tarde de invierno yo vigilaba bajo la lluvia. Hacia semanas que no veía a María. Estaba sucio y mal dormido. Temblando de frío, murmuraba, a modo de ensayo, unos reproches siniestros que venía preparando. Tamas Dorkas llegó gambeteando baldosas flojas.
- Ya está. El cuarto milagro está cumplido. Encontré a un hombre que ama a la hechicera más que yo.
- ¿ Y quién es ese estúpido?
- Usted.

Alejandro Dolina

lunes, 24 de septiembre de 2007

Los Recolectores de Naranjos

Los recolectores de naranjos son unos seres algo, yo diría que muy peculiares. No se los ve mucho, es mas, solo aparecen en cierta época del año, normalmente a fines del invierno y principios de la primavera cuando los naranjos del Barrio Sur están a pleno. A los recolectores de naranjos nadie los conoce. Suelen casi siempre ocultar sus rostros y sus cabezas, de tal manera que solo se les vean sus grandes ojos. Es así que muchas veces se los suele confundir con ladrones, pero a diferencia de estos los recolectores trabajan a plena luz del día, y aun así nadie se les acerca. Será que algún tipo de miedo desconocido provocan, pero se lo ve durante casi un mes recorriendo el barrio con sus escaleras y bolsas negras colgadas al cuello.


Estos seres poseen algún poder del mas allá que al adentrarse entre las ramas de los naranjos, estos tiemblan y se sacuden, de tal forma que ni siquiera es necesario tocar sus frutas… estas solas caen sin mas remedio.


Hay que tener cuidado en pasar por ahí cuando esto sucede, porque una que otra naranja puede aterrizarte encima y no es nada agradabel su perfume acido y sus jugos pegajosos, se los digo yo y mi desafortunada experiencia.


Una vez que las naranjas se encuentran en el suelo, los recolectores, con un rápido movimiento de manos las recogen todas y las colocan en enormes bolsas que luego las dejan a un lado del árbol para repetir la tarea en el siguiente.


Nadie sabe en realidad con que fin recolectan las naranjas. Una vez Gerardo Pulido de Cabeza, quien vive al frente de dos enormes naranjos en la calle Buenos Ares fue a preguntarles, nunca contó lo que le dijeron pero a las dos semanas coloco una verdulería en su casa llamada “La Sorpresa


lunes, 17 de septiembre de 2007


si estoy bien, logras ponerme mal...con tus no-palabras
que duelen mas que todas las del diccionario
si estoy bien, logras ponerme mal...
no existe el equilibrio ni en tu mundo ni en el mio
si estoy bien, logras ponerme mal...
no-conectado en mi mundo virtual, la ultima palabra no llega hasta vos
si estoy bien, logras ponerme mal
aunque la cancion hable de sopa, una frase me va a romper el corazon
si estoy bien, logras ponerme mal
una excusa en la ensalada, otra mas en el shampoo cuando me baño
si estoy bien, logras ponerme mal
hasta que entiendas mi necesidad, la carita de nada es mas que todo...
malu

domingo, 2 de septiembre de 2007

Pacto Diabolico en Flores (part 2) - Alejandro Dolina

EL BANDONEONISTA ANSELMO GRACIANI

Los musicos que pactan con el diablo alcanzan siempre una dimension
genial. No ocurria asi con Anselmo Graciani. Su exigencia ante Lucifer
fue poder tocar como deseaba y soñaba, y los anhelos musicales de
Graciani eran vulgares.
Cierto es que despachaba la variacion de Canario en Paris con los ojos
cerrados. Pero mas alla de las compadradas acrobaticas su estilo era banal
y relamido, asolado por innecesarios firuletes de cumpleaños.
Alcanzo exito y renombre en ciertos ambientes. Ives Castagnino
llego a tocar en su orquesta y aprendio a odiarlo.
Se dice qeu Graciani pagara el don recibido tocando eternamente en
el Tartaro, para suplico -o solaz- de los repobros.

DIALOGO ENTRE ASMODEO Y EL RUSO SALZMAN

Asmodeo: Soy Asmodeo, inspirador de tahures y dueño de todas las fichas
del mundo. Conozco de memoria todas las manos que se han repartido en la
historia de las barajas, Tambien conozco las que se repartiran en el futuro.
Los dados y las ruletas me obedecen. Mi cara esta en todos los naipes. Y
poseo la cifra secreta y fatal qeu han de sumar tus generales cuando llegue el
fin de tu vida.
Salzman: ? No desea jugar al chinchon?
Asmodeo: No, Salzman, Vengo a ofrecerte el triunfo perpetuo. Con solo
adorarme, ganaras siempre a cualquier juego.
Salzman: No se si quiero ganar.
Asmodeo: !Imbecil...! ?Acaso quieres perder?
Salzman: No, tampoco quiero perder.
Asmodeo:? Que es lo que quieres entonces?
Salzman: Jugar. Quiero jugar maestro....Hagamos un chinchon.

RUBEN GARMENDIA, EL PICAFLOR

No parecia mal negocio el de Garmendia. Le garantizaron el amor de
todas las mujeres. El tormento eterno era sin duda, un precio razonable.
Todos lo recuerdan en Flores paseando con las mujeres mas hermosas de
la ciudad.
Segun cuentan, las muchachas lo seguian por la calle. En las confiterias,
se acercaban a su mesa para ofrecersele redondamente. Muchas
veces debia arrojarse de los colectivos, huyendo del ardor de las pasajeras.
Sus amigos lo abandonaron, temerosos de que sedujera a sus novias.
Sor Juana Ines de la Cruz dictamino que el amor es como la sal: dañan
su falta y su sobra.
Garmendia soporto como nadie la segunda desdicha.
Sus amantes no se resignaban a la ausencia y se le aparecian en su casa
llorando y arrojando piedras a las ventanas. En sus ultimas epocas se
lo veia perseguido por muchedumbres de damas sin consuelo que le tiraban
del saco.
Para completar su desventura, se enamoro de una vecina y ya no necesito
la pasion de otras mujeres. Supo ademas, que la chica lo amaba desde tiempos
lejanos, anteriores al pacto.
Comprendio entonces que Satan era tramposo.
Se sabe que trato de disolver el vinculo, pero es poco probable que lo
haya logrado.
Un marido celoso lo asesino un 25 de mayo.